Bienvenido ilustre capitán de lejano navío

Bienvenidos al mundo dónde las ideas nadan en estanques brillantes de colores, dónde todo lo que muere nace en el mismo instante... Bienvenidos al Desierto de Grao diurno y la nocturna Selva de Pilgrin!

marzo 30, 2011

Rueda de prensa: El Hada Trabalenguas

Tal como os comentamos, inauguramos una nueva sección en este blog para que podáis conocer un poquito más a todos aquellos que están inmersos en este maravilloso mundo de los libros infantiles y juveniles.
Así que empezamos por uno de los eslabones más importantes que hay: las librerías.
Con esta entrada, inauguramos la sección gracias a José Luis Pérez, que muy amablemente entrevistó a Zoraida y Verónica, de la librería El Hada Trabalenguas en Madrid.

La tarde cae sobre Madrid, cubriendo con su sábana de sombras todo lo que toca en su caída, cuando abrimos la puerta de “El Hada Trabalenguas”. Nada más poner nuestros pies en la librería tenemos la sensación de que, por un momento, hemos dejado a nuestra espalda la realidad, que hemos entrado en un espacio mágico que se rige por leyes distintas a las que se somete el mundo que queda tras el cristal. A esas horas de la tarde, la librería está vacía. Verónica y Zoraida, las libreras, se mueven por ella, atareadas, colocando libros en mesas y estanterías. Al descubrir nuestra presencia, sonríen y nos invitan a adentrarnos en ese espacio mágico que construyen y habitan.
Nos adentramos en la librería despacio, mirando alrededor, al modo que lo hace un explorador cuando descubre un nuevo mundo. Nuestros ojos descubren una farola encendida de la que cuelga un columpio aún en movimiento. Alguien ha estado columpiándose en él hasta hace muy poco tiempo. Parece como si nuestra irrupción en la librería hubiera puesto fin al balanceo. Cruzamos nuestras miradas. El columpio es diminuto. Ni Verónica ni Zoraida han podido estar utilizándolo. Ha tenido que ser algún personaje parecido a alguno de aquellos que duermen, esperando a ser despertados, al ser resucitados en su lectura entre las páginas de los libros que se encuentran en las estanterías que recorren las paredes verdes, moradas y naranjas de la librería. Decidimos dejar el misterio para más adelante, cuando estemos hablando con Verónica y ella pueda resolvernos el enigma.
Después de enseñarnos la librería, nos invita a sentarnos en dos cómodos sillones blancos para empezar nuestro diálogo. Mientras nos dirigimos a ellos no podemos evitar mirar de nuevo hacia la farola. La luz de la farola se ha apagado. Por un momento, nos preguntamos si no ha sido su luz la que ha hecho las veces de faro hasta traernos aquí. El columpio sigue con su lenta cadencia. Su impulso se va agotando pero todavía se mueve.
Nos sentamos con Verónica quien, nada más sentarse, comienza a hablarnos de lo que denomina “su locura”. Nos cuenta que lleva seis años en el sector y que, después de pensar que había tocado techo en su anterior trabajo, decidió lanzarse a la aventura de crear “El Hada Trabalenguas”, un lugar en el que poder volcar toda su pasión por el mundo de la literatura infantil. Nos cuenta, también, que la librería está pensada principalmente para ser un lugar en el que se fomente la lectura a través de diversas actividades y talleres. “Queremos crear otro tipo de ambiente distinto a lo que era una librería tradicional. La decoración, la inclusión de algo tan simple como un cuentacuentos…Todo le da una dimensión distinta a lo que eran las librerías de nuestra infancia. Éste es, básicamente, un proyecto de fomento de la lectura”. Tras sus palabras, comenzamos un animado diálogo sobre las librerías infantiles, un fenómeno relativamente nuevo, sobre su papel de asesoramiento, de “dar servicio” como lo denomina Verónica. Coincidimos en que se trata de crear un espacio en el que se refleje la magia que emana de los libros, pero también un lugar en el que los niños puedan desarrollar diversas actividades de animación.
Verónica nos cuenta que, en bastante mayor medida que en una librería generalista, son muchos los clientes que buscan asesoramiento a la hora de comprar un libro infantil.”Por ejemplo”, nos dice, ”un papá que viene preguntando por una lectura para su hijo de cinco años en la que aparezcan caballos porque al niño le encantan”. Por eso nos sigue diciendo que, al contrario de otro tipo de librerías, el librero que regenta una librería infantil tiene que haberse leído todo lo que tiene en ella para luego poder recomendar y asesorar.
Verónica lamenta que a los libreros casi no les dé tiempo de leer todo lo que se edita. Según su opinión, se edita en exceso y no todo de muy buena calidad. Remata el tema diciéndonos que “habitualmente el cliente valora el hecho de que se llevan algo seleccionado por la persona que está a cargo de la librería”.
Las librerías infantiles han cambiado, pero ¿y la literatura infantil? ¿Ha cambiado también con ellas?
Verónica medita por un momento su respuesta.”En lo que se refiere a la temática sigue siendo la misma. La evolución y el cambio han venido en los formatos. La literatura infantil ha tenido que adaptarse a una nueva realidad basada eminentemente en la imagen. Ha tenido que adecuarse de alguna manera a los nuevos formatos electrónicos inventando disparidad de nuevos formatos, como la inclusión de olores en los libros”.

Mientras conversamos, tres adultos entran en la librería. Podemos escuchar al fondo cómo le piden recomendación a Zoraida sobre una lectura para un niño de seis años. Esa es la labor de asesoramiento de la que hablábamos antes, parece decirnos Verónica con su mirada.
A raíz de ello, nos interesamos en conocer sobre qué edad toman los pequeños sus propias decisiones sobre lectura. Verónica nos dice que desde muy pequeños tienen claro lo que quieren. “Aquí entran, dan una pequeña vuelta y rápidamente eligen lo que les gusta”. También, nos cuenta que los días de diario el público que entra en la librería es principalmente adultos en busca de una lectura para regalo. Los días que hay cuentacuentos, que suelen ser los sábados las cosas cambian. “Después de una contada son los niños los que eligen y, habitualmente, suelen decantarse por el libro que se ha estado leyendo”.
Nuestros ojos se van de nuevo hacia el columpio que cuelga de la farola. Su movimiento se ha acelerado, como si alguien se hubiera columpiado en él mientras hablábamos. Estábamos tan a gusto en la conversación que no hemos reparado en que alguien allá hubiera estado usándolo. Al seguir nuestra mirada, Verónica sonríe enigmática.
Fuera de la librería ya es noche cerrada. Algunos transeúntes se paran a observar los títulos expuestos en el escaparate. Furtivamente miran al interior, preguntándose qué hacemos sentados en esos sillones blancos. Al igual que el día, la conversación va también cayendo lánguidamente.
Hablamos de a qué edad empieza a forjarse un lector. Verónica cree que la edad crítica son los 8 o 9 años. Nos dice que cuando un niño empieza a leer con 5 ó 6 años siempre coge la lectura “con ganas, si luego esas ganas consiguen cimentarse a los 8 ó 9, podemos decir que se ha ganado un lector. Por eso es tan importante no tener una mala lectura que desanime a esas edades”. Seguimos hablando de los lectores. Verónica asegura que hay muchas falacias en torno a la lectura,"como la de que a padres lectores, hijos que leen". Su experiencia también le dicta que el nivel económico no está parejo tampoco al nivel cultural o al interés por la lectura. Nos cuenta anécdotas del anterior emplazamiento de la librería en el Barrio de Salamanca.
Los tres adultos que entraron en la librería buscando una lectura para un niño de seis años abandonan el local con una de las recomendaciones que Zoraida les ha hecho. Al verles salir nos preguntamos en silencio si se habrán percatado de que el pequeño columpio colgado de la farola sigue su balanceo sin que nadie parezca impulsarlo. Al observar su marcha, reparamos en la gran cantidad de libros que pueblan las estanterías de la librería. Inmediatamente, como si fuera un acto reflejo, preguntamos a Verónica por el catálogo que se puede encontrar en “El Hada Trabalenguas”. Nos cuenta que se puede encontrar todo tipo de lecturas para todo tipo de edades, además de juguete educativo, "pero sobre todo asesoramiento a la hora de elegir una lectura adecuada a cada edad”. De nuevo el concepto sobre el que parece gravitar la filosofía de la librería, el de “dar servicio”, cuando incluso éste pueda consistir en buscar lo que no se tiene y dirigir los pasos del cliente hacia otra librería infantil. "Pero el cliente se va más que satisfecho porque le has resuelto el problema y, a la larga, acaba volviendo porque se acuerda de ello”.
Nos sorprende que en la librería no se vea la imagen de ninguno de los iconos televisivos que parecen idolatrar los más pequeños. Así se lo hacemos ver. Verónica defiende que, hoy por hoy no tienen cabida en su librería, orientada a un mundo que pretende estar más allá de las imposiciones de la pequeña pantalla en cuanto a gustos y personajes. Acto seguido pasa a defender su catálogo y enumera las virtudes que un libro infantil debe tener para formar parte de él. “Lo primero”, asegura, "es que tenga unas buenas ilustraciones. Luego, que esté todo muy clarito, que el texto no se ande por las ramas. Pero, sobre todo, que sea un producto de calidad que no trate a los niños como a tontos”.
Nuestro tiempo se acaba y no podemos sino hacer partícipe a Verónica de nuestro descubrimiento. El columpio sigue moviéndose, cadencioso, sin que nadie parezca impulsarlo. Verónica sonríe y nos dice que la librería está habitada por un hada a la que le gusta columpiarse. Es ella, nos asegura, la que le deja los libros para que pueda leérselos a los pequeños en las sesiones de cuentacuentos. Los niños escuchan absortos la historia que Verónica les cuenta sobre el hada Trabalenguas. Luego, miran por toda la librería intentando hallarla. Al igual que nosotros, también ven como el diminuto columpio se mueve como si alguien hubiera estado columpiándose en él poco antes de que ellos llegaran. Así que, se dicen, debe estar rondando todavía por la librería. Y la buscan debajo de las sillas, entre los libros… algunos incluso piensan que se esconde detrás de las piernas de algún adulto.
Decimos adiós a Verónica y a Zoraida. Nos despedimos de ellas, dejamos la magia atrás y volvemos a darnos de bruces con la realidad que nos aguardaba agazapada como una fiera detrás del cristal. Antes de comenzar a caminar, volvemos nuestra mirada al interior de la librería, hacia la farola de la que pende el columpio en miniatura. Sentado en él distinguimos a un hada de larga y rizada melena pelirroja. Por un instante, nuestras miradas se cruzan. Lleva unas gafas redondas y lleva puesto un vestido salpicado de letras blancas que parecen estrellas sobre un cielo morado. Mientras se balancea, nos dice adiós con su mano derecha. Comenzamos a andar hacia la parada de metro más cercana.


Podéis encontrar El Hada Trabalenguas en la c/ Blasco de Garay, nº 11. Los metros más cercanos son: Argüelles y San Bernardo (ambos por la salida de la calle Alberto Aguilera).
Organizan multitud de talleres y cuentacuentos, os invitamos a que os acerquéis.

marzo 07, 2011

Nota de Actualización!

Sentimos avisaros con tanto retraso, pero tenemos que advertir que la Exposición de una de nuestras ilustradoras geniales, Esther Rodrgíguez Cabrales (de la que podéis ver unos poquitos retratos aquí: http://diariodeesther.blogspot.com/) ha sido postpuesta hasta el mes de Abril.
Sentimos las molestias ocasionadas y agradecemos vuestro seguimiento.
Otra novedad: Esta semana tendremos La Cosecha en imprenta... GENIAL!!! Tenemos todos unas ganas terribles de verle finalmente la carita a este precioso libro que con tanto mimo lo han acunado Nor Prego, enfant terrible, y José Luis Pérez con su voz de mar...